Desde el 26 de abril de 2024, la Ley 40 Horas comenzó a aplicarse en Chile con su primera fase: la disminución de la jornada laboral de 45 a 44 horas semanales. Este proceso continuará de manera progresiva:
- Abril 2026: la jornada bajará a 42 horas semanales.
- Abril 2028: se alcanzarán las 40 horas definitivas.
Este ajuste no solo representa un cambio legal, sino también una transformación organizacional que exige a las empresas revisar sus modelos de productividad, planificación y gestión del talento.
Primeros efectos: adaptación y desafíos

A casi un año de la primera reducción horaria, distintas organizaciones han reportado ajustes operativos moderados, priorizando la redistribución de turnos, la automatización de tareas repetitivas y la optimización de reuniones. Según el estudio «Ley 40 Horas y Desconexión Digital 2024» de Mercer, un 60% de las empresas ha optado por una implementación gradual, mientras que un 17% aún no define una estrategia clara.
Nuevos enfoques: productividad por objetivos y el caso de ventas
La reducción de la jornada ha incentivado a muchas empresas a replantearse la medición de resultados, especialmente en áreas como ventas, atención al cliente y soporte. En estos rubros, donde el rendimiento está asociado al cumplimiento de metas más que al tiempo presencial, el modelo por objetivos se posiciona como una alternativa eficiente para adaptarse a la nueva normativa sin sacrificar resultados.
Este enfoque ha impulsado:
- La flexibilización de los horarios, con equipos que gestionan su propio tiempo.
- El uso de herramientas de seguimiento de metas.
- Un mayor compromiso de los equipos, al sentirse evaluados por su impacto más que por su presencia.
Teletrabajo, conciliación y desconexión: más que una reducción horaria
La Ley de 40 Horas no actúa en solitario. Se complementa con otras normas recientes como la Ley de Conciliación de la Vida Personal, Familiar y Laboral (Ley N°21.645) y las disposiciones de la Ley de Teletrabajo y Desconexión Digital (Ley N°21.220).
Estas normativas buscan generar un entorno laboral más saludable, promoviendo:
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El derecho a la desconexión fuera del horario de trabajo, evitando el agotamiento digital.
La posibilidad de pactar teletrabajo parcial o total para ciertos cargos, especialmente en funciones administrativas, atención remota o soporte.
Horarios laborales más amigables para quienes cuidan niños, personas mayores o con dependencia.
Estas disposiciones permiten a las empresas diseñar esquemas laborales flexibles, donde se equilibra el cumplimiento legal con la retención de talento, especialmente en sectores donde la competitividad está ligada al bienestar del equipo.
La implementación de la Ley 40 Horas es una oportunidad para rediseñar el trabajo, mejorar los entornos laborales y avanzar hacia modelos más eficientes, centrados en resultados y bienestar. La transición requiere planificación, flexibilidad y herramientas adecuadas, pero bien aplicada puede transformarse en una ventaja competitiva para empleadores y colaboradores por igual.
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